Las manitas de un recién nacido nos enternecen pero también nos sorprenden por la fuerza que tienen al apretar, esto se le llama reflejo de prensión. Cuando ponemos un objeto o nuestro dedo en la mano del bebé lo coge y aprieta con su manita de tal manera que incluso podríamos levantarlo hasta ponerle de pie sin que se soltara.
Aunque lo más gracioso es que este mismo reflejo se halla también en los pies, cuando éstos rozan con alguna superficie, el bebé encoge los deditos de los pies como si quisiera aferrarse a algo. Según los expertos, este reflejo es algo heredado de nuestros antepasados, cuando los humanos tenían gran cantidad de vello corporal les servía a los bebés para aferrarse al cuerpo de la madre en caso de peligro.
Este reflejo desaparece en poco tiempo y es sustituido por un nuevo tipo de conducta que se aprende, que contiene intención y que se desarrolla conforme madura el cerebro del bebé, cuando empieza a adquirir coordinación, habilidad para agarrar y manipular cosas, etc. El dominio de las manos en un bebé requiere aprendizaje y un continuo descubrimiento que nosotros podemos ver claramente.
Durante el primer mes vemos como el bebé mantiene casi todo el tiempo el puño cerrado, el reflejo de prensión está a la orden del día. Durante el segundo mes, sigue conservando este reflejo pero con menor rigor, el bebé abre sus manitas más a menudo. En el tercer mes empieza un notable cambio, sujeta sin fuerza un objeto que pongas en su manita y lo agita, aunque todavía no lo mira.
En el cuarto mes empieza a mirarse sus manitas, se las lleva a la boca y las chupa. El cambio empieza a acentuarse mucho más gracias a la maduración de su cerebro, ya entrado el quinto mes, el bebé empieza a estirar las manos para intentar tocar un objeto, aunque todavía le cuesta un poco ya que no calcula bien las distancias. El cambio del quinto al sexto mes es muy significativo, ya puede coger objetos con una sola mano y los mira. Durante el séptimo mes es capaz de coger dos objetos a la vez, uno en cada mano gracias al desarrollo de su sentido de coordinación y el enfoque visual.
A partir de este momento, la conciencia que el bebé posee sobre sus manos es muy notable, durante el octavo mes, el bebé aprende a soltar las cosas e incluso deja caer los juguetes a propósito, esta acción es parte de su aprendizaje relacionada con la coordinación. En los meses sucesivos hasta cumplir el año, cojerá los juguetes para explorarlos, los golpeará para que suenen, empezará a coger cosas pequeñas, utilizando el pulgar y el índice como si de unas pinzas se tratara. Si le das un libro infantil, intentará pasar las páginas, conseguirá montar una torre con los cubos de juguetes y nos tirará una pelota con la mano.
Hasta llegar a este punto, tu hijo ha experimentado una gran evolución gracias a un continuo aprendizaje, numerosos ensayos han dado sus frutos, son pequeños y grandes avances que le ayudan y le permiten seguir evolucionando. Observar como se desarrolla un bebé en todos sus aspectos proporciona una gran satisfacción, su evolución intelectual, física y emocional están garantizadas, ya que gracias a sus manos, tienen el mundo a su alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario